Nuestros enemigos son los pensamientos erróneos que todos tenemos y que lanzamos al aire atrayendo pensamientos semejantes en el prójimo.
En realidad, nadie puede ser enemigo nuestro, porque Dios habita en cada uno de nosotros.
Anula las enemistades emitiendo pensamientos de tolerancia y de amor hacia todas las criaturas, que son templos de Dios.
Hace tiempo que vives con el propósito de cambiar tu vida, de mejorar tus actos, de terminar definitivamente con tus deficiencias. ¡entonces comienza ya! No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy... Está claro que todo no lo solucionarás de la noche a la mañana. ¡Pero, comienza ya! Si caes de nuevo, no te desanimes: ¡Vuelve a empezar cuántas veces sea necesario!