Si sufrimos es que estamos cosechando los frutos amargos de los errores que sentamos anteriormente.
¡Pon tu atención en el momento presente!
Siembra sólo semillas de optimismo y amor, y recogerán mañana los frutos maduros de alegría y felicidad.
Cada uno recoge, mi más ni menos, lo que sembró.
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.