Si los demás te abandonan, continúa tu marcha.
Si tus caminos se vuelven oscuros, tienes una razón más para mantener encendida la luz pequeña de tu fe.
No dejes que esa luz se apague porque te quedaría a oscuras.
Ilumina con tu luz la oscuridad que te rodea.
1- ¡No critiques! Procura más bien colaborar con todos, sin hacer críticas. La crítica hiere, y a nadie le gusta ser herido. La persona que acostumbra a criticar, muy pronto queda aislada de todos. Si ves alguna cosa errada, habla con amor y cariño, procurando ayudar. Pero, sobre todo, procura corregir a los otros con tu ejemplo. 2- Dios está en todas partes al mismo tiempo, junto a ti y dentro de ti. Jamás estás desamparado. Nunca estás solo. No permitas que la amargura te perturbe: procura mantenerte calmo, para oír la voz silenciosa de Dios dentro de ti. Así podrás superar las dificultades que aparecen en tu camino y descubrir la verdad que existe en todas las cosas y personas. 3- Recuerda que recogeremos, infaliblemente, aquello que hemos sembrado. Si estamos sufriendo, es porque recogemos los frutos amargos de los errores que hemos sembrado en el pasado. Permanece alerta en lo que se refiere al momento presente. Planta ahora semillas de optimismo y de amor, para recoger mañana fru...