Si los demás te abandonan, continúa tu marcha.
Si tus caminos se vuelven oscuros, tienes una razón más para mantener encendida la luz pequeña de tu fe.
No dejes que esa luz se apague porque te quedaría a oscuras.
Ilumina con tu luz la oscuridad que te rodea.
Hace tiempo que vives con el propósito de cambiar tu vida, de mejorar tus actos, de terminar definitivamente con tus deficiencias. ¡entonces comienza ya! No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy... Está claro que todo no lo solucionarás de la noche a la mañana. ¡Pero, comienza ya! Si caes de nuevo, no te desanimes: ¡Vuelve a empezar cuántas veces sea necesario!