Porque no sabes cuándo te encontrarás en las mismas condiciones.
No juzgues mal al caído.
Ayúdalo a levantarse, así como te gustaría que lo hicieran contigo, si estuviera en el mismo caso.
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.