Si ves a alguien abatido y triste, pierdes la confianza, porque ves que camina hacia la derrota segura. ¡No des nunca esta imagen de ti! Camina con la cabeza levantada, seguro y sonriente, e inspiraras confianza.
Irradia energía y entusiasmo hasta en los movimientos de tu cuerpo.
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.