Aprovecha las ocasiones para acercate tus enemigo y contracambiarles, con el bien, el mal que te hicieron.
No apagues en ti los deseos de acabar el mal de tus ambiente, mientras vivas en la tierra, y puedas salir de ella con la conciencia tranquila.
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.