No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces.
Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar.
Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.
Empéñate, más bien, en colaborar con un ejemplo digno y noble. En la vida todo tiene su razón de ser, aunque no siempre lo veamos así por falta de una visión completa, pues estamos viendo apenas la parte externa de las personas y cosas. Deja los juicios a Dios, que ve los corazones y que habita en el interior de cada uno de nosotros, con perfecto conocimiento de los pensamientos e intenciones más secretos .