La critica hiere y a nadie le gusta que lo hieran. La persona que tiene por costumbre criticar se verá, muy pronto, marginada.
Si ves algo anda mal, habla con amor y cariño y presta ayuda. Pero, sobre todas las cosas, que sea tu ejemplo el que corrija.
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.