Si fuera mentira, procura desmentir.
Si fuera verdad, tampoco lo repitas. Si no es evidente, calla.
La caridad consiste en aprender a callar los defectos ajenos, como te gustaría que los otros lo hicieran contigo.
Sé prudente: el silencio es oro cuando se calla la equivocación del prójimo.
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.