Nada en el mundo puede acabar con la felicidad de una persona optimista y alegre.
Cuando llegue el sufrimiento, recibelos con calma y no te dejes dominar por ellos.
No ponga la felicidad en las cosas extrenas que te lleguen.
Construy tu felicidad dentro de ti mismo: centra tu dicha en el progreso permanente de la vida espiritual, en la sabiduría del corazón.
Hace tiempo que vives con el propósito de cambiar tu vida, de mejorar tus actos, de terminar definitivamente con tus deficiencias. ¡entonces comienza ya! No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy... Está claro que todo no lo solucionarás de la noche a la mañana. ¡Pero, comienza ya! Si caes de nuevo, no te desanimes: ¡Vuelve a empezar cuántas veces sea necesario!