Dios concedeme Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, Valor para cambiar las que si puedo y Sabiduría para reconocer la diferencia.
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.