No aumenten el peso de quien se siente abrumado con el peso de sus problemas. A quien se lamente de la vida, muestra le el lado bueno y hermoso que encierra la existencia.
No contribuyan con tus propias lamentaciones a aumentar el desaliento de tu compañer@. Levanta sus ánimos con corazón esperanzado y con palabras de aliento y entusiasmo.
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.