Sólo la verdad nos dará paso a la perfección, porque nos permite conocer lo que somos de verdad.
Y sólo alcanzaremos la perfección cuando nos conozcamos, para poder corregir los defectos y dedicarnos a la conquista de las virtudes que nos faltan.
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.