El padre no hace eso con nadie. A las aves las viste de pluma multicolores, embellece y perfuma las flores, alimenta a los insectos, para que no muera de hambre siquiera un sólo gusanito.
Convencete de que no caerá ni un solo cabello de tu cabeza, sin que él lo permita.
¡Confía en el Padre!
¡Él jamás te abandona!
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.