Trata de ser humilde en todas las circunstancias. No es humildad decir "si" a todo y a tod@s, ni pregonar que somos humilde.
No es asentir a todo lo que dicen los demás.
¡absolutamente!
Humildad es saber exactamente lo que somos y valemos.
Es conocernos a nosotros mismos, y tratar de corregir sinceramente nuestros defectos, y no querer imponernos a los demás.
El que es humilde, casi siempre, no sabe que lo es.
¡Pero el que no es humilde es el que piensa que lo es!
1- ¡No critiques! Procura más bien colaborar con todos, sin hacer críticas. La crítica hiere, y a nadie le gusta ser herido. La persona que acostumbra a criticar, muy pronto queda aislada de todos. Si ves alguna cosa errada, habla con amor y cariño, procurando ayudar. Pero, sobre todo, procura corregir a los otros con tu ejemplo. 2- Dios está en todas partes al mismo tiempo, junto a ti y dentro de ti. Jamás estás desamparado. Nunca estás solo. No permitas que la amargura te perturbe: procura mantenerte calmo, para oír la voz silenciosa de Dios dentro de ti. Así podrás superar las dificultades que aparecen en tu camino y descubrir la verdad que existe en todas las cosas y personas. 3- Recuerda que recogeremos, infaliblemente, aquello que hemos sembrado. Si estamos sufriendo, es porque recogemos los frutos amargos de los errores que hemos sembrado en el pasado. Permanece alerta en lo que se refiere al momento presente. Planta ahora semillas de optimismo y de amor, para recoger mañana fru