Empéñate, más bien, en colaborar con un ejemplo digno y noble.
En la vida todo tiene su razón de ser, aunque no siempre lo veamos así por falta de una visión completa, pues estamos viendo apenas la parte externa de las personas y cosas.
Deja los juicios a Dios, que ve los corazones y que habita en el interior de cada uno de nosotros, con perfecto conocimiento de los pensamientos e intenciones más secretos.