Y trata de mantener vivo el buen humor de todas las personas que te encuentres en la vida.
La alegría es medicina divina. La tristeza, en cambio, nos hunde en un mar de barro que salpica y ensucia a los que se nos acercan.
También en los sufrimientos y penas trata de ser alegre, porque la alegría es la mayor medicina para conseguir la felicidad.
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.