Trata de obrar, hacer siempre algo para el bien de otro, aunque solo sea una palabra de aliento, una atención amable, una sonrisa de estímulo. Haz algo para bien del prójimo, y llegará la alegría y felicidad a tu corazón.
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.