Aprende a compadecerte de los que están en peores condiciones que tú. Recuerda la máxima evangélica del mayor de los filósofos: "felices los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia".
Compadécete del que se equivoca, porque no sabes cuándo vas a caer tú en los mismos errores, y te sentirías muy bien si te comprendieran y te perdonarán.
¡Perdona tu también y sé misericordioso con quien se equivoca!
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.