La derrota depende de nosotros, a la par que el triunfo. Sin embrago, la peor derrota es la de quien desanima.
Perder no siempre es derrota. Pero el desaliento arruina completamente la vida.
No te desanimes nunca.
Sigue adelante con valentía; porque el triunfo el sonríe únicamente a los que no se paran a mitad del camino.
No digas que, en su lugar, lo harías mejor. Porque hasta que no ponemos a prueba nuestra fuerza, no estamos seguro de lo que seríamos capaces. Tal vez harías cosas peores sí ocuparas su lugar. Trata de disculpar porque desconocemos las situaciones en que están los que, en sus hombros, llevan el peso de la responsabilidad pública.